No voy a olvidarme nunca de la sarta de insultos hacia Andrés Mendoza (en la foto). El 'Cóndor' no había matado a nadie. Y menos se había robado algo. ¿Cuál fue su pecado? Fallar, completamente solo, un gol en el arco de Ecuador en la eliminatoria anterior. Ese día (o esa noche) Mendoza no durmió nada; su mente fue pura pesadilla. La hinchada tiene su nombre grabado como mala palabra. La prensa le dedicó innumerables portadas repudiándolo. Y más de un líder de opinión, por supuesto, exigió que no se le llame más a la selección por tremendo despropósito. Lo cierto es que Mendoza no volvió a ser convocado, ni para duelos de fogueo entre solteros y casados. Regresó a Europa y hoy juega en la casi desconocida Liga de Ucrania, donde mete goles (no sabemos si con la débil derecha) con Metallurg. A sus 28 años el pueblo peruano ya lo jubiló con la blanquirroja, pues el hecho de haber fallado ese gol increíble ante Ecuador le dio al jugador el calificativo de antipatriota, prácticamente un criminal, un perseguido político para los fanáticos irracionales. Mendoza, sinceramente, habla muy poco, su vocabulario es muy reducido y sólo alcanzó a decir que no jugará por la selección de Perú por buen tiempo, y por un profundo resentimiento. A ver Andrés, te explico, si te sirve de consuelo: en un país como el nuestro, donde hay más derrotas que victorias, donde si metes goles eres bueno, y si los fallas eres malísimo, nunca te van a perdonar que hayas fallado ese gol por más que la Selección haya sido eliminada del Mundial del 2006 mucho antes de ese error capital en el arco sur del Estadio Nacional. Simplemente había que echarle la culpa a alguien y, como no eres de hablar mucho, te cayó todo el peso de la insensatez. Eso sí, un consejo de amigo (y porque tenemos en común el apellido), practica más disparos con la derecha, no te centres en jugar con la izquierda o en meter tantos de cabeza. Al mejor cazador se le va la paloma, Andrés, pregúntale a cualquier colega tuyo famoso o desconocido. Y no te olvides, hoy eres repudiado, pero mañana serás idolatrado. El mundo da vueltas...
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