miércoles, 25 de abril de 2007

Parlamentario desubicado


Era 2005 y el brasileño Paulo Autuori conducía a la selección peruana en pleno proceso eliminatorio rumbo al Mundial Alemania 2006. Autuori había recibido críticas diversas por su gestión, al punto que se negó a hablar con la prensa por buen tiempo, debido a que ella se ensañaba con él y con sus jugadores por los resultados negativos obtenidos en el desarrollo de la competencia. Una noche, luego del gris empate a dos de Perú ante Ecuador en el Estadio Nacional, la opinión pública lanzó dardos venenosos contra Andrés Mendoza, responsable de una ocasión increíblemente errada en el minuto final de ese encuentro, pidiendo que no se le convoque más por no dominar la pierna derecha, y sobre Paulo Autuori, acusándolo de incapaz, de mediocre y, en el peor de los casos, de estafador, porque no justificaba en su trabajo los 30 mil dólares de sueldo que recibía al mes, según el vínculo firmado con la FPF. Mendoza y Autuori hicieron caso omiso a los comentarios destructivos; el zurdo delantero volvió a Europa y, tras dejar FC Brujas de Bélgica, emigró a Francia (Olympique de Marsella) y luego a Rusia (Dínamo de Moscú) antes de actuar en Metallurg Doneskt de Ucrania, que defiende hoy a los 29 años. Y nunca más fue convocado a la blanquirroja. Autuori, en cambio, fue llamado por un desubicado parlamentario –Víctor Manuel Noriega- para que ¿explique? a una comisión de investigación del Congreso por qué gana tanto dinero, por qué malgasta la plata de todos los peruanos, por qué maneja un carro del año, por qué vive en una zona exclusiva en Lima y por qué va a su país y regresa de él con tanta frecuencia si la selección está a un paso de ser eliminada de la cita en Alemania. El ex DT de Sporting Cristal y Alianza Lima se indignó por la invitación al Parlamento y, en una decisión censurada por un sector de la prensa y celebrada por otro, optó por renunciar y volver a su patria para asumir las riendas de Sao Paulo cuando aún había cinco partidos por disputar en la Eliminatoria. Autuori no pretendía perder el tiempo y explicar ante los ignorantes legisladores que el dinero que ganaba venía de los auspicios, que un entrenador de su cartel recibe por lo menos una remuneración parecida a la de él por dirigir a una selección, y un largo etcétera. Lo cierto es que Autuori se fue y empezó a ganar de todo: la Copa Libertadores y el Mundial de Clubes con Sao Paulo, en 2005. Fue contratado luego por Kashima Antlers de Japón por un sueldo astronómico, y después volvió a Cruzeiro, donde trabaja actualmente. ¿Y Noriega? Ese personaje ya no ocupa una curul en el Congreso y, felizmente, no ha aparecido otro que piense como él hasta ahora.

domingo, 15 de abril de 2007

'Carasucia' supersticioso


Defensor Lima jugaba su penúltimo año en Primera División, en 1993. La institución acusaba graves problemas financieros y deportivos, y sólo un milagro podía salvarla de la baja. El presidente del club granate, Félix Tumay, ya no sabía qué hacer para levantar el ánimo de sus pupilos. Una tarde, en uno de los camarines del Estadio Nacional antes de un partido por el Torneo Descentralizado, Tumay reunió a los integrantes del plantel y les pidió desplegar el mayor esfuerzo posible para que el conjunto 'carasucia' resulte airoso y empiece a sumar puntos para evitar el descenso al final de la temporada. Luego de la sesión los jugadores se mostraron sorprendidos por el ingreso de un conocido chamán, invitado por el DT del club, José Chiarella (en la foto), quien había pensado en que ese personaje podía acabar con la mala suerte que los acompañaba. Uno de los futbolistas, hoy responsable máximo de la Agremiación de Futbolistas, se sintió sorprendido, burlado e indignado por la presencia del tipo y abandonó inmediatamente el lugar sin dar explicaciones. El chamán, finalmente, hizo su trabajo, pero nadie sabe si influyó o no en que Defensor se quedara un año más en la máxima categoría. Sin embargo, en 1994 la crisis del club era absoluta (la ayuda del chamán ya no fue posible), al punto que recibió 11 goles en un partido de parte de Sporting Cristal y semanas después perdió la categoría. Hoy participa en la Liga del Cercado de Lima y está organizado como un equipo de barrio, muy lejos del campeón nacional, en 1973, o del ganador de la Copa Plácido Galindo, en 1989.

miércoles, 11 de abril de 2007

Seis son insuficientes


Universitario de Deportes y Alianza Lima jugaban en el Estadio Nacional por la Copa Libertadores, el 3 de agosto de 1988. El cuadro crema ganaba 2 a 0, con goles de José Del Solar (20') y del arequipeño Juvenal Briceño (41'), al final del primer tiempo, periodo en el que los íntimos, dirigidos por Moisés Barack, se habían quedado con 8 elementos por las expulsiones de César Espino (34’), Wilmar Valencia (45’) (en la foto al lado del chileno José Letelier) y Cédric Vásquez (45’), quienes recibieron la tarjeta roja de parte de César Pagano por conducta violenta. Luego del entretiempo, las acciones siguieron hasta el minuto 54, cuando el chileno René Pinto y Eugenio La Rosa, hermano menor de Guillermo, acusaron lesiones imprevistas y ya no pudieron ser reemplazados por el comando técnico, porque el DT aliancista ya había realizado las dos variantes (Marco Charún por Alfonso Reyna y Roberto Rojas por Víctor Reyes, a los 46 minutos) permitidas en ese entonces por la FIFA. Sin cinco jugadores, cuando el máximo ente permite siete al menos para disputar un partido oficial, el cuadro íntimo decidió retirarse de la cancha luego de recibir la venia del juez principal y, por supuesto, el marcador no varió: quedó 2 a 0 a favor de la U, que conducía Juan Carlos Oblitas. En los días posteriores los medios especularon con que Pinto y La Rosa se hicieron a los sentidos para evitar que Alianza, con 8 jugadores en la cancha, sufriera una goleada catastrófica ante el rival de toda la vida, hecho que la ‘U’ tomó como un acto de cobardía y que la Trinchera Norte le recuerda a Comando Svr cada vez que puede en un choque entre ambos.

martes, 3 de abril de 2007

Francotiradores


Antes de la aparición del brillante Claudio Pizarro, Pedro Franco Enrique Navarro Monteiro (Lima, 1962) era el último gran goleador nacido en Perú con lauros en el exterior. Navarro apareció en Deportivo Municipal y luego pasó por Argentina (Independiente y Unión), Colombia (Deportivo Independiente de Medellín), Suiza (FC Wettingen), México (UAG), Sporting Cristal y Carlos Manucci antes de acabar su carrera en Alianza Lima, en 1995. Navarro, ex goleador de las selecciones juveniles y absolutas, entrenaba en Temperley de Argentina, y ya estaba a un paso del retiro cuando recibió el llamado del equipo de sus amores. Volvió a Lima, se puso la blanquiazul y sólo hizo un gol (de cabeza a San Agustín) en los cinco meses que vivió en La Victoria. Una infeliz lesión apuró su retiro a los 33 años y luego, ya en su faceta de DT, dirigió a Sport Agustino, Sporting Cristal, Cienciano, Estudiantes de Medicina, Alianza Lima, Unión Huaral, Sport Boys, Universidad César Vallejo y la selección adulta, esta última durante 2006. Navarro está casado con una ciudadana argentina, a la que conoció durante su paso por Avellaneda; con ella tiene un hijo: Franco Navarro Mandayo, de sólo 16 años. Navarro Junior es estudiante del Colegio Santa María en Lima, con el que ganó la Copa Play Off de Cable Mágico en la categoría 90, y forma parte de las fuerzas básicas de la Universidad de San Martín de Porres, que defiende como delantero. ‘Franquito’, como le dicen, está en México, en Chivas, por un intercambio junto a Enrique Voysest Pietroni, Paolo Ramírez Lozano, Bruno Castellanos Torres y Alonso Osorio Ponce. ¿Ha nacido un nuevo goleador? Eso pronto lo sabremos. De repente podría necesitarlo la selección Sub 17. ¿Y Franco padre? Es asistente del 'Tolo' Américo Gallego en Toluca de México.