viernes, 26 de enero de 2007

Los placeres del mar


La selección Sub 23 de Perú se preparaba para disputar el Torneo Preolímpico, en Tandil, Argentina, que daba dos boletos a los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Una noche disputó un amistoso en La Paz, Bolivia, ante el combinado local. El partido no era entretenido: los jugadores no hacían mayor esfuerzo por vencer el arco de en frente. Se cuidaban mucho las piernas, considerando que el certamen eliminatorio estaba muy cerca. El duelo, en realidad, se daba en las graderías, donde los hinchas bolivianos y peruanos intercambiaban pullas para alcanzar la supremacía entre ellos. Los locales gritaban sin cansancio: “el que no salta, una gallina, el que no salta, una gallina”, refiriéndose a la gran barra peruana posicionada en la tribuna norte. La respuesta visitante no tardó y cantó con ironía al unísono: “vamos a la playa, oh, oh, oh, oh, oh, vamos a la playa, oh, oh, oh, oh, oh”, en alusión al hecho de que el país anfitrión es mediterráneo. La hinchada local se sintió tocada por el recuerdo de que su territorio no tiene salida al mar y replicó desde oriente: “el que no salta, una gallina, el que no salta, una gallina”. Sin embargo, la masa grande de peruanos asistentes al estadio paceño respondió al instante: “el marrrr, el marrrr, los placeres del mar, vamos a gozarrrrr”, parte de la letra de una canción del cantautor peruano Micky González. Luego de esto ya no hubo réplica de los boliches: ni en la tribuna ni en plena competencia oficial, donde perdieron 2 a 1 ante Perú, y ambos quedaron fuera de la justa olímpica. A los bolivianos sólo les quedó conformarse con el placer del Lago Titicaca.

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