lunes, 22 de enero de 2007

Aquí no hay poesía




La directiva de Alianza Lima había contratado al argentino Pedro Dellacha, en 1992, para que dirija al primer equipo en el Torneo Descentralizado de ese año. El DT rioplatense no tuvo suerte, pues el conjunto grone no dejaba los últimos lugares de la tabla de posiciones. Por eso, en una decisión inesperada, el presidente Alberto Espantoso le dio el mando al ex futbolista César Cueto, uno de los ídolos aliancistas en la historia, quien iba a hacer sus pinitos en la dirección técnica. Pero el ‘Poeta de la zurda’, por más esfuerzos que hizo por levantar al equipo, no pudo lograrlo y la crisis se agravó: Alianza Lima, el más popular del Perú, peleaba el descenso increíblemente. Cueto llegó a dirigir diez partidos, la mayoría con resultados negativos, sin lograr un equipo compacto y con juego convincente, pese a la inversión fuerte en los refuerzos. Lo curioso de la vivencia de Cueto al frente del conjunto blanquiazul es que la tribuna jamás desaprobó su gestión, ni siquiera le pidió que se vaya luego del espectáculo más pobre que hayan brindado sus pupilos en la cancha: una goleada de 4 a 0 ante Unión Minas, en Cerro de Pasco. Simplemente la hinchada le pedía al genial zurdo que se vuelva a vestir de corto para enderezar el camino o, en el peor de los casos, que bote a todos los jugadores intrascendentes del plantel, a lo que el ex internacional peruano respondía alzando la mano en señal de compresión y paciencia. Cueto no pudo con la presión desmedida: dio el paso al costado, la posta la tomó interinamente Javier Castillo y después llegó el chileno Miguel Ángel Arrué, quien llevó al representativo de La Victoria al menos a la Liguilla prelibertadores para salvar la oscura temporada. ¿Y Cueto? Hoy está asimilado en una Iglesia, tiene su propia academia de fútbol y a veces participa en los entrenamientos de Alianza como invitado de los técnicos de turno.

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