jueves, 8 de mayo de 2008

Rojo de vergüenza


Franco Navarro le había solicitado con urgencia a Juvenal Silva –presidente de Cienciano- que contrate a un goleador para afrontar la Copa Santander Libertadores 2008. Varios nombres aparecieron en la cartera del dirigente y, cuando estaba a punto de cerrarse el libro de pases, surgió el de Vitor Hugo Manique de Jesús (Porto Alegre, 3 de noviembre de 1981), un futbolista brasileño con pasado en varios países de Europa, América y Asia. Los medios deportivos buscaron en sus archivos y descubrieron que el flamante refuerzo rojo ya había estado fugazmente en el Perú: en Atlético Universidad de Arequipa en el 2004. Manique, apenas llegó a suelo nacional, dijo: "Es la primera vez que vengo. Me encanta la idea de jugar la Copa Libertadores". El futbolista, que venía del Partizán de Serbia, negó en repetidas ocasiones que haya estado antes en el país. Hasta le enseñaron una foto en la que salía posando con la camiseta granate del cuadro arequipeño. Pero él no reconoció, descaradamente, su identidad. "Insisto, yo no soy, se han confundido", replicó con algo de molestia. Posteriormente, cuando le correspondió actuar por Cienciano en el torneo continental, Manique, después de un entrenamiento en el Cusco, fue consultado otra vez sobre su experiencia anterior en el Torneo Descentralizado. "Está bien, sí soy yo, lo que pasa es que sólo estuve un mes en Universidad, sólo hice un gol (a Cienciano) y me fui. Por eso no considero a este equipo dentro de mi trayectoria futbolística". ¡Plop! Finalmente, debido a su alta cotización y a su baja producción –y quizás a su nula transparencia-, Silva decidió rescindir el contrato del delantero, que había actuado en Hamburgo de Alemania, Danubio de Uruguay, Steaua de Rumania, Happy Walley de China, Veranápolis y Sport Recife de Brasil. Debe tener un empresario de lujo este futbolista, pues francamente nadie sabe cómo llegó a militar en estos clubes en su carrera. Después de todo lo ocurrido, en la Ciudad Imperial, al menos, ya hacen de cuenta que el atacante nunca pasó por allí, porque, total, sólo estuvo un mes…

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